Me encanta la temporada navideña porque las marcas de lujo en perfumería presentan en la tele abierta o cerrada unos comerciales de ensueño para colocarse en el mente de los consumidores para que cuando hagan su lista de obsequios navideños tomen en cuenta la propuesta de las fragancias. Los hermosos y seductores comerciales son un alivio en los cortes comerciales atascados de detergentes, refrescos, comida rápida y sitios de venta on-line, donde, por cierto, también se pueden comprar fragancias.
Los comerciales son increíbles…hombres guapos, musculosos con cara de quiero contigo, mujeres-icono con frecuencia actrices hermosas. esbeltas y vestidas a tono con la marca que caminan como Charlize Theron en J’adore Absolu de Dior; Marion Cotillard jugueteando en una luna dorada y elevándose al infinito en un abrazo de amor firmado por Chanel 5.. y que decir de los comerciales anuales de Julia Roberts con Life is Beautiful de Lancôme, que han ido desde los grandes salones de lujo hasta aterrizar simple y sencillamente en un puente parisino con la siempre presente la Tour Eiffel brillando en el fondo. YSL nos presenta una mujer fuerte con Libre. mientas que D&G con su Lite Blue y Armani con su Aqua di Gio, intencionalmente sensuales, seguramente mandaran a muchos de regreso al gimnasio.
Hoy en día el perfume, o varios, son un must tanto para hombres como para mujeres. Un perfume para el trabajo, un perfume para ir al gimnasio, otro para salir a comer con las amigas y por último la fragancia nocturna para la cena, la fiesta o el antro. Todo un guardarropa de perfumería.
Bueno y ¿qué decir de las botellas? Me imagino que parte del atractivo son estos envases de cristal con frecuencia diseñados por artistas, arquitectos o celebridades, que mucha gente colecciona. Resulta impresionante lo que se encuentra en internet al buscar “botellas de perfume”. Es todo un mundo de oferta para coleccionistas y para el gran negocio de las fragancias pirata. ¡Hasta hay tutoriales de cómo rellenar las botellas!
El uso del perfume no fue siempre así. Recuerdo que mi mamá tenia un solo perfume Joy de Jean Patou, un pequeño frasco que guardaba en su caja original, escondido entre su lencería, y que solo usaba en ocasiones muy especiales: una gota detrás de cada oreja, y en cada muñeca, antes de salir con mi papá a las recepciones diplomáticas que parecían cuajar su agenda. En aquellos tiempos los embajadores tenían mucha relevancia, misma que perdieron poco a poco con la modernización de las comunicaciones, pero que parece volverán a tener ahora en estos tiempos alborotados cuando la interacción humana se vuelve, no solo necesaria sino crucial.
Mucho después en sus años de la tercera edad mi mamá migró de Joy a la fragancia Paris de Yves St.Laurent, perfumándose un poco mas y las discretas gotas de Joy, se convirtieron en auténticas rociadas.
Los perfumes son parte de los recuerdos, al igual que los olores a tierra mojada, a sal del mar, a los huele de noche que te atrapan al pasar; la Santa Rita (jazmín) que cubría la casa de mis tías en Córdoba, su fragancia me trae mil recuerdos, así como el olor de sus abrigos de astrakán.
En lo personal, no tengo ningún perfume tesoro. Es más, casi no uso perfume, los tubitos de muestra que dan en las departamentales me duran horrores. Las fragancias intensas de la actualidad me sofocan quizá porque tengo un muy desarrollado sentido del olfato al punto de que se quién ha estado en mi casa solo por la huella sutil que va dejando su perfume. Un abrazo muy perfumado, me deja un ligero mareo.
Me gustan los fragancias verdes que me recuerdan el campo, los aromas florales también sin que se pasen de dulzonas. Las fragancias de L’Occitane me hacen pensar en el sur de Francia y recordar la Provence, pero nunca me las termino porque en mi “toilette” diaria no está el rociarme de perfume, ni ponerme dos gotas detrás de la oreja. Ademas L’Occitane toca el tema del medio ambiente de forma natural y puntual. Esto es parte de su encanto.
Sin embargo, amo las áreas de perfumería de las departamentales y me encanta que me den sus tiritas de cartón impregnadas de diferentes aromas y encuentro las explicaciones de las notas que dan las demostradoras, fascinantes. Me parece que los maestros perfumeros o las llamadas narices, son unos genios, capaces de recrear recuerdos y provocar ensueños. Los perfumes son provocadores y seductores, cada uno cuenta una historia y su presencia en la época navideña es indispensable.
El perfume es tan importante que hasta tiene sus propios museos en diferentes ciudades. Conoce el de París, te va a encantar. En la CDMX pronto abrirá sus puertas nuestro propio Museo del Perfume.
https://musee-parfum-paris.fragonard.com/es/el-museo/