Astrología

RENACE CON EL SOL

 

 

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El 20 de marzo, con la entrada del Sol en Aries, inicia el año nuevo astrológico, una nueva estación o ciclo agrícola, que ha motivado diversos ritos para agradecer a la naturaleza -especialmente a la Madre Tierra- y los propiciatorios para la fertilidad y la abundancia, en consonancia con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte y otoño en el hemisferio sur.

Otros ritos consisten en una limpieza interna y externa, para representar el propio renacimiento. Una manera de hacerlo en nuestro país, México, es mediante mediante la purificación física y emocional a través del ancestral temazcal.

El baño de vapor más indicado para emprender el nuevo año renovado es el Guerrero, cuya duración es dos horas; incluyendo varios paréntesis de descanso en el interior del inipi (cabaña de sudoración).

A fin de alimentar las “semillas cósmicas” y desarrollar el Guerrero Interior, se emplean exactamente 13 piedras. La temperatura real objetiva es de 70º y la sensación térmica es de 85 a 90º.

Cualquiera puede tomarlo, excluyendo a pacientes cardiológicos agudos y graves o marcapasos y embarazadas con menos de tres meses de gestación. Para aquella persona que tenda stent se sugiere exposiciones repetidas breves, de diez minutos.

Quienes tengan algún tipo de cuadro virósico, por ejemplo gripe, el temazcal les ayuda y posiblemente cura; en tanto y en cuanto expulsen, por la piel o la mucosa, casi toda la carga viral. Por lo que el baño ha de ser en forma individual.

Un rito más durante el equinoccio de primavera es “cargar energía” en alguna de las pirámides de la República Mexicana, pero dado el riesgo de los efectos de la tormenta solar, la contaminación y el adelgazamiento de la capa de ozono, es mejor no practicarlo.

 

EXPERIENCIA DE CRECIMIENTO

Una opción alternativa es asistir a Teotihuacán y recibir las explicaciones de los sabios indigenistas del lugar para comprender lo que es un viaje iniciático. Ellos conservar el conocimiento de las técnicas prehispánicas que potenciaban el alcance de la consciencia e integraban al ser humano en la naturaleza.

Porque esto no es simple turismo, sino un viaje místico en busca de respuestas; encontrando en el camino, sin duda, preguntas aún más profundas.

Es un viaje también de sanación, del cuerpo, mente y espíritu. Es fortalecer la evolución. Es abrir la mente y el corazón a lo que el universo tiene para ofrecernos.

A fin de aquilatar lo que estos ancianos nos pueden enseñar, recordemos que el pueblo fundante de Teotihuacán fue la cultura tolteca. A ella se debe entre muchos otros aportes, el calendario y los signos gráficos para registrar las fechas.

Mil años antes que en India y otras culturas de Asia, ya efectuaban ejercicios psicofísicos orientados a la trascendencia espiritual, la superación mental y la salud física.

Basados en el Calendario Sagrado Tonalamatl, desarrollaron una serie combinada de posturas conformadas en el sistema numérico del 13 y del 20, que dieron como resultado un sistema de alto nivel físico, espiritual, filosófico, científico e intelectual.

El practicante aprendía 33 posturas básicas que combinadas entre sí (13 x 20) dan un total de 260, precisamente la cantidad que representa un tonalamatl.

Estas posturas resuenan en todos los aspectos físicos, mentales, emocionales y espirituales, siendo un sistema orientado hacia los cuatro puntos cardinales y el centro.

Están además presentes los cinco elementos propios de los toltecas: tierra, agua, aire, fuego y movimiento.

El misticismo y la religión en Teotihuacán son dos elementos vitales en esta región rica en leyendas y creencias, como aquella que explica el nacimiento del Quinto Sol:

“Los dioses se encontraron en Teotihuacán antes del amanecer y decidieron elegir entre ellos quién sería el encargado de alumbrar la Tierra. Habían encendido una hoguera para arrojar al dios que se convertiría en sol, y el elegido fue Nanahuatzin, quien se transformó en el nuevo Sol. Sin embargo, otro dios, cautivado por la envidia, se arrojó al fuego tras él. Los demás dioses decidieron echar un conejo al segundo dios para que opacara su luz, creando así la luna y el sol”.

 

 

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