Astrología
ESPÍRITU DE LOS LUGARES
Melusina
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Un elemento básico de la religión es su relación íntima con la tierra donde se practica. Y no es casual, como ha demostrado la geomancia descubriendo que todo lugar tiene energía pero algunos más que otros.
Por ejemplo, el santuario de Delfos, un oráculo en Grecia que sigue siendo visitado desde el año 1400 antes de Cristo. Otros igualmente conocidos son Palenque, Monte Sinaí, Lasceux, monte Fuji, Jerusalén, Stonhenge, el Kilimanjaro, Lourdes, la Gran pirámide, Machu Pichu y la rueda de sanación de Big Horn en Wyoming, entre otros,
Algunos de ellos, además se establecieron observatorios astronómicos y su arquitectura amplifica el espíritu del lugar.
En los lugares sagrados de la naturaleza, donde se acude para lograr el equilibrio, la paz, el amor, la salud o por algún significado. Son para la protección de la humanidad pues como han podido comprobar los científicos en sus campos electromagnéticos y la química del aire, agua y tierra son poco usuales, por no decir únicos pues aportan mayor energía vital.
En estos sitios las personas tienen experiencias especiales. Además hay una gran diferencia en conocerlos como turista que como peregrino pues en este último caso se reciben inspiraciones espirituales.
Los expertos en Geomancia indican que existe una acción correcta en cada lugar, lo cual crea mayor armonía entre las acciones humanas, la naturaleza y el cosmos pues captan un fuerza vital etérea que facilita la comprensión de una verdad superior.
En la antigŭedad los magos, sacerdotes o jefes de una comunidad, consultaban al “espíritu” del lugar para determinar lo que era mejor hacer allí.
Cada continente tiene su propio espíritu y cada pueblo se identifica por ello en cierta ubicación que es su hogar, su patria. Los distintos sitios en la Tierra tienen diferentes efluvios, vibraciones, exhalaciones químicas y relación con diversas estrellas.
Pregúntate en qué lugar del mundo crees que te sentirías más poderoso.
SIGNIFICADO DE LOS LUGARES
Los lugares sagrados han de respetarse y acercarse a ellos de manera correcta. Forman parte de un todo, aunque unos tienen funciones más vitales que otros. Por eso Jesús iba a lugares especiales para meditar y hablar con el Padre celestial, pues esos sitios se conectaba con un cosmos de mayor magnitud.
Cuando se violó el espíritu de un lugar, Jesús se enfureció y lanzó a los mercaderes del templo, por ser casa de oración.
El espíritu de los lugares nos llaman y nos mueven internamente. Por ejemplo, una cueva, una gruta, permite colocar la semilla de una intención como una petición de salud o de transformación, al espíritu del lugar. Es uno de los tantos lugares de veneración, renovación y curación.
Si se les trata como es debido, el espíritu nunca se agota; por el contrario se vuelve más fuerte.
Los antiguos egipcios eran conscientes del poder de los lugares. Sus templos y tumbas se ubicaban y orientaban de acuerdo con la geometría de la Tierra y los cuerpos celestes, especialmente el Sol.
Practicaban la geomancia, la tradición de ubicar los edificios en relación con las formas y energías de la Tierra.
Cuando el faraón Akenatón estableció una nueva capital en Egipto, dedicada a Aton, el dios sol monoteísta, seleccionó un lugar donde la apertura de la cordillera del Este sirviera de cuna al sol naciente en ciertos días importantes.
La apertura en la cordillera y el sol formaban el jeroglífico que significa “amanecer” o el “horizonte de Atón”.
Los templos se construían con una sucesión de patios abiertos y sus salas eran bosques de columnas en una semi oscuridad, para incrementar el temor respetuoso que se siente en un lugar lleno de espíritu.
Las cámaras sagradas de los templos a menudo se usaban para la sanación de incubación, mediante los sueños. Después de una cuidadosa preparación, la persona dormía en el santuario y recibía un sueño donde se le daban instrucciones o se le concedía la salud directamente. Este sueño era señal que comprobaba la estancia de un espíritu en ese lugar.
Los griegos y los romanos reconocían algunos lugares como poseedores de propiedades curativas, especialmente de ciertas enfermedades, mientas que otros producían efectos nocivos.
Los cristianos construyeron templos y monasterios en Belén, donde fue bautizado Jesús en el Jordán, el monte de las Bienaventuranzas, el monte de la Transfiguración, el monte de los Olivos, el huerto de Getsemaní, el Gólgota o Calvario y el Santo Sepulcro.
Fueron ubicados por santa Helena, la madre del emperador Constantino, durante su visita a Tierra Santa siendo muy anciana, a principios del siglo IV.
En la Edad Media empezaron a peregrina a Santiago de Compostela, en el norte de España y la misma costumbre se adoptó, siglos más tarde, para ir al santuario de Chimayo en Nuevo México, tenido por un lugar de sanación.
En 1978 se reconoció por escrito los derechos de las tierras sagradas, a través del Acta de Libertad Religiosa de los indígenas de Norteamérica. Incluye Yellowstone, donde se cree se encuentra el espíritu del mundo de los muertos.