Colecciones
NO NAME y SALIM: dos visiones mexicanas en Fashion Week Tokio
El pasado 2 de septiembre, la moda mexicana se hizo presente en Rakuten Fashion Week TOKYO con la participación de Jonathan Morales, creador de NO NAME, y Elizabeth Salim, fundadora de SALIM, quienes presentaron sus más recientes colecciones en el escenario de Shibuya Hikarie Hall B como parte del showcase organizado por Global Fashion Collective.
Ambos diseñadores, originarios de Guadalajara, lograron captar la atención de la prensa y compradores internacionales al mostrar dos visiones completamente distintas de lo que significa hacer moda desde México hacia el mundo, para Jonathan Morales, esta pasarela representó mucho más que un simple debut en Tokio, con su colección número 19, celebró los diez años de trayectoria de NO NAME, una marca que él mismo define como street couture.
Con quince siluetas cuidadosamente desarrolladas, Morales presentó una cápsula atemporal que funcionó la cultura japonesa y la mexicana, el uso de mezclillas de algodón trabajadas con láser, piel vegana, rafia y serigrafía reflejó su interés por la innovación textil, mientras que la paleta de grises contrastada con acentos neón aportó un aire vibrante y contemporáneo.

En esta ocasión, el diseñador incorporó un sello más cercano a lo mexicano, con estampados y accesorios que evocan referencias culturales nacionales, un giro que resultó particular al considerar que, siempre se ha inspirado en la estetica oriental, optó por reforzar su vínculo con la identidad mexicana, con detalles, accesorios y estampados de siluetas prehispánicas y de la cultura mexicana como lo es la virgen de Guadalupe. Este desfile marcó un punto de inflexión en la carrera del diseñador, consolidando el carácter internacional de NO NAME tras una década de evolución.
Por su parte, Elizabeth Salim llevó a Tokio una propuesta conceptual con su colección titulada Hanahaki, inspirada en la enfermedad ficticia que hace florecer los pulmones a causa de un amor no correspondido, la diseñadora trasladó esa metáfora al terreno ecológico, preguntándose qué ocurriría si la Tierra decidiera no corresponder más a la humanidad. El resultado fueron doce looks que exploraron la intersección entre el pensamiento japonés con referencias al bukimi, ese inquietante sentimiento de perfección artificial y el surrealismo mexicano.
Durante ocho meses trabajó de la mano con el laboratorio de mecatrónica LASEM, con quienes desarrolló piezas que incorporaban materiales de desperdicio textil y fragmentos de robots, logrando un discurso visual potente que osciló entre lo poético y lo inquietante, su paleta monocromática en blanco y negro reforzó el dramatismo de la colección y buscó romper con la visión tropicalizada que muchas veces se tiene del diseño mexicano.
La presencia de estos dos talentos tapatíos en Fashion Week Tokio confirmó la diversidad creativa que existe en México y subrayó la capacidad de los diseñadores emergentes para dialogar con un público global sin perder la autenticidad de sus raíces, mientras NO NAME celebró una década de construcción identitaria con un desfile que fusionó nostalgia pop y experimentación textil, SALIM apostó por lo filosófico que colocó al cuerpo, la tecnología y la naturaleza en una misma narrativa, Tokio se convirtió, así, en el escenario perfecto para demostrar que la moda mexicana sigue reinventándose y conquistando territorios cada vez más lejanos.