Los zapatos Tabi, esos que parecen tener una “pezuña” en la punta, han pasado de ser una rareza a convertirse en una de las siluetas más provocadoras y adoradas del mundo de la moda. O los amas o los odias… y justamente ahí está su encanto. Esa división en la moda y en su silueta, que a mucha gente le parece rara, ha sido clave para que el Tabi trascienda las modas pasajeras y se convierta en un verdadero ícono para quienes aman lo diferente.
Su historia empieza en el Japón del siglo XV, cuando en realidad no eran zapatos, sino calcetines con el dedo gordo separado. Estos se usaban con sandalias tradicionales como las zōri o los geta. Se creía que dividir el dedo mejoraba el equilibrio físico y energético, e incluso tenía beneficios según la reflexología. En ese entonces, solo las clases altas podían usarlos porque el algodón era escaso. El color del Tabi también tenía su importancia: el púrpura estaba reservado para la nobleza, el azul oscuro para las clases trabajadoras, y el blanco era símbolo de pureza y se usaba en ceremonias como el té, el teatro Kabuki o incluso por monjes al entrar a templos sagrados.
Cuando Japón abrió el comercio con China y el algodón se volvió más accesible, el Tabi se democratizó y pasó a formar parte esencial del vestir tradicional japonés. Incluso había quienes elegían el color del Tabi según su ocupación: los músicos usaban estampados, los viajeros elegían tonos oscuros y los samuráis preferían dorado o púrpura.
Durante la modernización de Japón en la era Meiji (finales del siglo XIX), el Tabi evolucionó. Surgió el jika-tabi, una versión con suela de goma inventada en 1922 por los hermanos Ishibashi, los mismos que luego fundaron Bridgestone. Este nuevo diseño era ideal para trabajar al aire libre: lo usaban agricultores, constructores, trabajadores… por su comodidad y agarre. Sin quererlo, estaban sentando las bases para algo que años después revolucionaría la moda y hasta hoy, los jika-tabi se siguen usando en Japón, incluso para correr o practicar artes marciales.
Y aquí entra Martin Margiela, en 1988, durante su primer desfile en París, presentó su versión del Tabi, esta vez con tacón. Lo que para muchos era un zapato extraño, él lo convirtió en arte. En su debut, los modelos caminaron con Tabis llenos de pintura roja que dejaron huellas en la pasarela, obligando a todos a mirar esos zapatos tan únicos. Desde entonces, el Tabi se volvió un emblema de Maison Margiela una declaración estética, conceptual y emocional. Quien los usa, está diciendo: “Sí, soy diferente, y eso me gusta.”
Dato curioso: al principio, Margiela no tenía presupuesto para nuevas hormas, así que tuvo que seguir usando la misma del Tabi. Lo que fue una limitación, terminó dándole identidad a su firma, a veces, las restricciones sacan lo mejor de la creatividad.
Aunque Margiela los popularizó en el mundo del lujo, el diseño Tabi ha sido adoptado por muchas otras marcas. Nike lanzó los Air Rift en 1996, y marcas como SOU-SOU, Reebok, Louboutin y Gentle Monster han hecho sus propias versiones. Hay Tabis para todos los gustos: stilettos, bailarinas, botas, Oxfords, deportivos… Lo increíble es que pueden usarse en lo casual o en algo súper formal, y siempre destacan.
Hoy en día, celebridades como Chlöe Sevigny, Zendaya, Cardi B, Rosé de BLACKPINK, Rihanna, Dua Lipa o Kylie Jenner los han llevado. Incluso en 2023 se hicieron virales en TikTok por el robo de unos Tabis durante una cita… así de obsesiva puede ser la gente con ellos.
Más allá de su forma llamativa, el diseño tiene beneficios reales: ayuda al movimiento natural del pie, mejora el equilibrio, e incluso algunos usuarios dicen que les alivia el dolor de pies. Algunos estudios mencionan que usar Tabis de forma regular puede aumentar la fuerza en los dedos hasta en un 30% y mejorar la circulación. Y por si fuera poco, el Tabi es un zapato que rompe con los estereotipos de género. Cada vez más personas lo ven como un calzado neutral, libre de reglas rígidas sobre “lo masculino” o “lo femenino”.
Claro que no todo es blanco y negro. A pesar de su creciente popularidad en Occidente, también ha habido debates sobre si su uso fuera del contexto japonés podría considerarse apropiación cultural. Algunas voces critican que se le describa con palabras como “extraño” o “alienígena”, sin entender su verdadero significado cultural. Esto abre la conversación sobre cómo la moda global puede, sin querer, trivializar elementos con raíces profundas y espirituales, convirtiéndolos en simples tendencias.
La historia del Tabi, desde sus orígenes tradicionales hasta su lugar en la moda de vanguardia, es prueba de su versatilidad. Es una mezcla perfecta entre lo antiguo y lo moderno, entre Oriente y Occidente. No es solo un zapato, es una pieza con historia, con mensaje, y con una personalidad que no pasa desapercibida.
Llevar un Tabi no es seguir una moda: es posicionarte, provocar conversación y celebrar la individualidad.

























