Fashion Quest

Fashion Quest: Historia de la Gala del Met

Si eres amante de la moda, probablemente la primera semana de mayo esté marcada en tu calendario con glitter y mucha anticipación. Pero… ¿cómo nació ese evento que logra juntar celebridades, diseñadores y todas las miradas de la moda mundial?

La Gala del Met, oficialmente llamada Costume Institute Benefit, es uno de los eventos más emblemáticos de la moda, comenzó con una finalidad muy distinta a la que conocemos hoy. Fue fundada en 1948 por Eleanor Lambert —la legendaria publicista que también creó el Consejo de Diseñadores de Moda de América (CFDA) y dio vida a la Semana de la Moda de Nueva York— con el propósito de recaudar fondos para el Instituto del Traje y marcar la apertura de su exposición anual. En ese entonces, la colección del Instituto era modesta, por lo que los fondos recaudados fueron esenciales para enriquecerla y preservar la historia de la moda, especialmente la estadounidense, incluyendo piezas clave de diseñadores como Claire McCardell y Norman Norell.

La primera edición fue mucho más discreta de lo que podríamos imaginar. Consistió en una cena con entradas de 50 dólares, celebrada en diciembre, fuera del Museo Metropolitano de Arte. ¿Las sedes? Espacios como el Rainbow Room o el hotel Waldorf Astoria. En aquel entonces, la lista de invitados estaba dominada por la élite social neoyorquina, benefactores del museo y figuras del sector moda. Ni paparazzis, ni livestreams, ni looks virales en redes sociales.

Pero el giro definitivo llegó en 1973, cuando Diana Vreeland —ex editora de Vogue— tomó las riendas como consultora del Costume Institute. Vreeland convirtió la gala en un espectáculo visual. Bajo su curaduría, las exposiciones adquirieron temas con un enfoque teatral, y la noche inaugural se convirtió en un ritual fashionista con narrativa, glamour y drama.  Desde entonces, los asistentes comenzaron a vestirse con base en temas que marcaban la pauta estética del evento: El mundo de Balenciaga, Hollywood Glamour, La Belle Époque… cada título era una invitación a jugar, interpretar y deslumbrar. Celebridades como Elizabeth Taylor, Andy Warhol, Diana Ross o Bianca Jagger comenzaron a hacer acto de presencia, elevando la gala a un plano donde el arte, la moda y la fama se fusionaban.

Décadas después, con la llegada de Anna Wintour a la presidencia del evento en 1995, la Gala del Met se refinó aún más. Wintour la institucionalizó como el evento fashion por excelencia: cambió la fecha al primer lunes de mayo y estableció una política de exclusividad rigurosa. No importa cuánto pagues por una mesa —incluso si una marca compra una entera—, nadie se sienta sin la aprobación de Anna. Su curaduría se extiende más allá del museo: también se proyecta en quién entra, cómo se viste, y qué tanto encaja en la narrativa del año.

Naturalmente, los precios subieron como la espuma. En los 70 y 80, una entrada costaba menos de 1,000 dólares; en 1998, ya eran 2,000. Para 2001, el acceso se tasaba en 3,500 dólares. En 2016, la cifra alcanzó los 25,000… y hoy, estar en esa alfombra mágica puede costarte hasta 30,000 dólares por persona, o más de 300,000 por mesa. Pero no es solo una cena. Es, literalmente, una inversión en visibilidad global. Una aparición en la Met Gala puede posicionar a una celebridad o a una marca de manera instantánea ante los ojos de millones en el mundo.

El auge de las redes sociales catapultó a la Gala a otra dimensión. Aunque dentro del evento está prohibido grabar o postear en tiempo real, la alfombra roja se ha convertido en una pasarela de fantasía, donde cada look es analizado, memificado y replicado. Todo se viraliza en cuestión de minutos con las redes sociales y cada quien desde casa puede hacer su respectivo análisis o critica.

La alfombra roja de la Met Gala ha sido testigo de momentos memorables que marcaron la historia de la moda. Rihanna deslumbró en 2015 con su capa amarilla de Guo Pei, Zendaya apareció como Cenicienta en 2019 con un vestido de Tommy Hilfiger que se iluminaba mágicamente, y en 2024 llevó dos looks espectaculares: uno de Maison Margiela y otro de Givenchy, ambos estilizados por Law Roach, quien reveló que este año colaborará con Burberry. Lady Gaga ofreció un performance con cuatro cambios de vestuario sobre la alfombra en 2019; Kim Kardashian se cubrió completamente con un look de Balenciaga en 2021; Billy Porter llegó cargado por seis hombres vestido como un dios egipcio; Blake Lively sorprendió con un vestido reversible de Versace inspirado en la Estatua de la Libertad; Cardi B apareció como una obra barroca de Thom Browne en 2019; Cher, en los años 70, con su naked dress cubierto de cristales firmado por Bob Mackie, sentó un precedente para toda una generación; Sarah Jessica Parker llegó en 2006 junto a Alexander McQueen con un look de tartan; Katy Perry se volvió candelabro viviente con Moschino, y Gigi Hadid impactó en 2022 con un conjunto de Versace compuesto por corsé, pantalón de látex y capa acolchada en rojo, encarnando la opulencia con un giro moderno. Estos looks no solo son parte del folclore del Met, sino que resumen cómo la gala se ha convertido en la noche donde el arte, la moda y la personalidad se funden en un solo lugar.

 

El evento también ha servido como plataforma para discursos de inclusión, como cuando Lena Waithe llevó una capa con la bandera LGBT en 2018, o cuando Alexandria Ocasio-Cortez apareció en 2021 con un vestido blanco que decía “Tax the Rich”, mezclando activismo político con moda. Cada año es una prueba para diseñadores, estilistas y casas de moda que buscan resaltar en la noche más esperada.

 

Este año, la Met Gala se celebrará el lunes 5 de mayo (primer lunes de mayo) en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. El tema será “Superfine: Tailoring Black Style”, inspirado en la sastrería dentro del dandismo afroamericano, una oda a la elegancia como afirmación cultural y al poder simbólico del traje hecho a medida. Se basa en el libro de Monica L. Miller Slaves to Fashion y rinde homenaje a figuras históricas.

El código de vestimenta “Tailored for You” propone interpretaciones personalizadas del concepto de sastrería, desde la precisión del corte Savile Row hasta la exuberancia de los zoot suits y la sofisticación de los sapeurs congoleños. Este año, los coanfitriones incluyen a Pharrell Williams, A$AP Rocky, Lewis Hamilton y Colman Domingo, todos íconos del estilo masculino contemporáneo que han hecho del tailoring un lenguaje propio. Anna Wintour, como siempre, regresa como presidenta, y LeBron James se une como presidente honorario.

Hoy, la Gala del Met es mucho más que una noche de moda: es un statement cultural. Y quizás por eso seguimos viéndola como algo más que una alfombra roja.

 

 

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