El corsé ha sido una prenda icónica a lo largo de la historia de la moda, famoso por moldear la figura femenina, aunque solía verse como una prenda restrictiva y dolorosa, con el tiempo ha evolucionado y sigue siendo esencial en la moda actual, representando empoderamiento y expresión personal.
El corsé tiene raíces antiguas, desde Grecia y Creta, donde se usaban prendas ajustadas para resaltar la figura femenina, en la Edad Media, los corpiños ajustados evolucionaron hacia el corsé renacentista, popular en las cortes europeas entre los siglos XVI y XVIII, en Italia, se originó como una prenda interior femenina y ganó notoriedad cuando Catalina de Médici lo introdujo en Francia durante el siglo XVI, este corsé aplanaba el busto y empujaba los pechos hacia arriba, sin ejercer demasiada presión en la cintura.
En los siglos XIX y XX, el corsé pasó por muchas transformaciones, en el siglo XIX, era esencial en la vestimenta femenina de todas las clases sociales, a principios del siglo XX, los movimientos feministas criticaron su uso como opresivo, a pesar de esto, el corsé nunca desapareció del todo y continuó evolucionando en su diseño.
En los años setenta Vivienne Westwood revitalizó el corsé como parte de su estética punk, empoderando a las mujeres en lugar de restringirlas. Jean-Paul Gaultier y Thierry Mugler lo incorporaron en sus diseños en los ochenta, y Madonna lo popularizó con su famoso corsé de satén rosa en la gira Blonde Ambition de 1991. Diseñadores como Stella McCartney, Yves Saint Laurent, Tom Ford y Nicolas Ghesquière en Balenciaga también han experimentado con corsés, colocándolos sobre las prendas en lugar de debajo, transformándolos en ropa exterior.
A lo largo del tiempo, el corsé ha evolucionado de ser un símbolo de opresión a una manifestación de autonomía y control sobre la propia imagen. En la actualidad, su significado dentro de la sexualidad ha cambiado, convirtiéndose en una prenda que proyecta tanto seducción como autoridad y seguridad. En el ámbito social, el corsé ha sido un reflejo de los ideales de belleza de distintas épocas, influenciado por movimientos como el feminismo, el punk y el queer. Esta transformación lo ha llevado a desafiar la moda y a convertirse en una declaración de individualidad.
El corsé ha trascendido su función original para convertirse en un ícono cultural presente en diversos ámbitos del arte y el entretenimiento. En la literatura y el cine, ha funcionado como un elemento visual y narrativo que refleja las normas y transgresiones de cada época, como se observa en clásicos como Jane Eyre y en películas emblemáticas como Cabaret. Producciones más recientes, como la serie Bridgerton y la película Cruella, han reinventado el corsé, adaptándolo a una estética contemporánea que enfatiza su impacto visual y su capacidad de transformación.
En el mundo de la música, figuras como Madonna, Rihanna, Lady Gaga, Britney Spears y Sabrina Carpenter han convertido al corsé en un símbolo de empoderamiento y versatilidad, utilizándolo para proyectar fuerza y sensualidad en sus actuaciones. Su presencia constante en escenarios, videoclips y alfombras rojas demuestra su capacidad para adaptarse y mantenerse como una poderosa herramienta de expresión personal y artística.
En la actualidad, el corsé mantiene su presencia en diversos ámbitos, desde el cabaret y el travestismo hasta prácticas fetichistas y el mundo de los entusiastas de la moda. Aunque ha dejado de formar parte de la vestimenta cotidiana de la mujer promedio, su impacto perdura en la moda contemporánea, donde ha pasado de ser un símbolo de opresión a una expresión de empoderamiento y autoafirmación.
