Las “tejedoras espías” hacen referencia a mujeres que durante la Primera y Segunda Guerra Mundial utilizaron sus habilidades en el tejido para codificar y transmitir mensajes secretos.
Estas mujeres aprovecharon su aparente inofensividad y la percepción de que el tejido era una actividad doméstica sin importancia para llevar a cabo actividades de espionaje.
Durante la Primera Guerra Mundial, se sabe que algunas tejedoras en Bélgica y otros países ocupados por el enemigo tejían patrones que contenían información sobre movimientos de tropas y otros datos militares, utilizando puntos y colores específicos para codificar estos mensajes. De esta manera, podían transmitir información vital a la resistencia o a las fuerzas aliadas sin levantar sospechas.
Los códigos eran ocultos en patrones aparentemente inocentes como bufandas, calcetines, pasa montañas, gorros, mantas y guantes. Por lo regular, el lugar preferido de dichas mujeres era hacerlo en sus hogares, observando desde sus ventanas los movimientos de las tropas enemigas y luego incorporando esa información en cada uno de los tejidos que enviaban a los altos mandos.
Cada punto, raya, o cambio de color en el tejido podía representar una letra, número, o incluso una palabra o frase según el código específico empleado. Aunque no existe un registro detallado y universal de los códigos exactos usados por las tejedoras espías (ya que estos podrían variar dependiendo del contexto), se pueden suponer algunos métodos comunes de codificación basados en principios de criptografía de la época y en ejemplos conocidos de otras formas de codificación, algunos principios básicos basados en el tejido son:
Punto y raya: El punto derecho significaba una letra o símbolo y el punto revés representaba otra letra y otro símbolo, en resumen, los puntos derechos y puntos revés funcionan juntos como los puntos y rayas en el código Morse, permitiendo que las tejedoras codifiquen letras y mensajes enteros en su tejido.
Cambios de color: Colores diferentes representaban letras o números diferentes.
Tensiones en el hilo: Si el hilo estaba apretado significaba que una letra o número era una parte importante del mensaje, ya que cuando el tejido está apretado, el hilo se estira más y el punto es más pequeño, por lo contrario; si el punto era más suelto, se utilizaba para resaltar información clave, ya que se estira menos y el punto por ende es más grande.
Patrones repetitivos: Los patrones de puntos derechos y revés se usan para codificar palabras o frases, similar al código binario en computación, estas secuencias en el tejido permiten transmitir mensajes completos de manera organizada.
Un ejemplo de codificación que las tejedoras usaron basado en el alfabeto Morse, adaptado a patrones de tejido para la palabra SOS se representaba como (… — …):
- S: punto derecho 3 veces
- O: punto revés 3 veces
- S: punto derecho 3 veces
El tejido resultante sería una serie de puntos y rayas que, a simple vista, parecerían un patrón decorativo pero que, al ser interpretado por alguien con el conocimiento del código, revelaría el mensaje oculto.
Algunos datos curiosos es que todas las espías recibieron formación en criptografía, en Polonia; ayudaron a la resistencia transmitiendo información sobre nazis, usaban hilos especiales que brillaban bajo ciertas luces, muchas tejían desde sus hogares y otras se encontraban en mercados y parques para intercambiar datos de manera segura, a menudo, las mujeres actuaban como si estuvieran en reuniones sociales para ocultar sus verdaderas intenciones, estas historias inspiraron a novelas y películas sobre el espionaje y la resistencia durante la época.
Al final de las guerras, muchas de estas historias quedaron en el olvido, ya que las contribuciones de las mujeres en roles no tradicionales de espionaje no fueron ampliamente reconocidas en ese momento. Sin embargo, su ingenio y valentía han sido redescubiertos y honrados en investigaciones históricas recientes.