Errar, un verbo tan temido por –casi- la mayoría de las personas, resulta indudablemente un magnífico suceso capaz de generar un impulso todavía más grande que aquél que proporciona el éxito incesante. Roma no se hizo en un día y Balenciaga no se convirtió en el ‘maestro’ de todos por gracia divina. Así que, equivócate, porque ya se sabe que la idea perfecta no existe, además, lo hagas bien o lo hagas mal… people will talk…
Por RAPHAEL HUERTA
Recuerdo que hace unos tres años, viajé a la bellísima y muy gélida ciudad de Teziutlán, Puebla., con el fin de dar un workshop de moda e ilustración a un dispuestísimo grupo de patronistas, maestros de corte y confección, modistos, jefes de taller, estudiantes de arquitectura e incluso una niña de entonces 13 años que ya había descubierto su vocación y estaba de lo más divertida con mis ‘villanías’. Después de nuestra maratónica jornada, a la hora de las preguntas y respuestas, una profesora de corte que tomó el taller, pidió que yo diera una sugerencia para salvar esos momentos en los que no se desea nada más que tirar la toalla debido a que nada sale bien. Me doy cuenta de que hoy, estoy dispuesto a opinar -que no aconsejar, porque no me gusta- lo mismo de aquella ocasión, es más, lo afirmo y reafirmo.
Equivocarse es uno de los ‘alimentos’ infaltables, canasta básica para el mundo de la moda, seas patronista en una fábrica o un reputadísimo diseñador conocido por sus exquisitas colecciones. Debemos despojarnos de la mal infundada idea de que cometer un error es malo, procuremos mantenernos alertas, eso sí, para poder estar conscientes del momento justo en que todo comenzó a fallar, porque generalmente los errores suceden bajo cierto grado de conciencia. Un desacierto con todo y su proceso de recuperación no es motivo para flagelarnos por siempre. No, el error se toma como lo que es y se observa la raíz de éste para comenzar a trabajar en la mejora y si es posible la salvación de un proyecto, si es lo contrario, no hay que perder tiempo pensando en algo que de por sí, ya no tiene remedio.
Si a ustedes les apasiona su profesión, honesta y verdaderamente, no darán un paso atrás al primer tropiezo, ni al segundo, mucho menos al tercero, ésta, como muchas otras carreras –todas en realidad- requiere de tesón, paciencia y por supuesto resiliencia.
¿Cómo me salvo de las críticas y cómo logro que todos amen mi trabajo?, preguntó la niña de 13 años.
“No te salvas y tampoco esperes que todos amen tu trabajo o a ti, eso solo lo desea la gente mediocre, y en la búsqueda, no hacen nada”
¿Te criticaron? Pues mira, es magnífico propiciar puntos de vista y que cuestionen tu talento o tu juicio. Si CHANEL junto con Virginie están logrando un acopio desmesurado de desencuentros de opinión a partir de la presentación digital de Balade de Méditerranée, ¿Qué te hace pensar que vas a llegar a tu meta con el bagaje eximio?
Ya lo dijo Oscar Wilde:
“There’s only one thing in the world worse than being talked about, and that is not being talked
Cuando nadie diga nada, cuando tu trabajo como diseñador no provoque una sola reacción entre la gente. Entonces sí, saca la caja de pañuelos porque estarás acabado… Pero sería mucho mejor que tras el llanto, vuelvas al campo de batalla. It’s fashionbiz!!!
Kiss Kiss!! Hug Hug!!